miércoles, 27 de mayo de 2009

El gran milagro español




Hoy 21 de diciembre es una fecha emblemática para el fútbol español en especial. Hoy hace 25 años la selección española escribía una de las páginas más sobresalientes de su historia. La victoria por 12-1 ante Malta, en el estadio Benito Villamarín de Sevilla, hoy Manuel Ruiz de Lopera, le daba el acceso para disputar la Eurocopa de Francia de 1984, en la que el combinado español quedaría subcampeón, tras perder la final ante la anfitriona por 2-0. Aquella noche se gestó la furia roja, se afianzó aún más el carácter ganador de un equipo que apenas creía en la posibilidad de conseguir los goles necesarios para la clasificación. España entera vibró más bien después de aquel partido, porque durante el mismo, pocos eran los que apostaban por la hazaña. Pero un grupo de jugadores, con garra, corazón y clase, mucha clase, lograron lo que hoy sigue siendo quizás la historia más épica de una selección absoluta de fútbol.


España llegaba a ese partido con la necesidad imperiosa de ganar para obtener el billete que le clasificara para la Eurocopa de Francia. Pero para ello, además de la victoria, la selección española debía hacerlo por una diferencia de once goles, ventaja que en ese momento ostentaba Holanda. Muy pocos por no decir nadie apostaban porque la selección española pudiera conseguir la hazaña. En Holanda prácticamente daban por hecha la clasificación de su equipo. Si bien eran conscientes de que España pasaría por encima de una débil selección de Malta, no podían imaginar por ningún momento que la diferencia fuera de esos once goles con los que el equipo español dejaría en la cuneta a Holanda. Malta aterrizaba en Sevilla con la idea de hacerlo lo mejor posible, pero por la cabeza de ninguno de sus jugadores pasaba la idea de irse con una goleada histórica en terreno español.




El partido comenzó como cabía esperar. España se fue desde el primer momento al ataque, fallando incluso un penalti a los pocos minutos de comenzar el encuentro. Un gol de Santillana, el gran delantero del Real Madrid, abría la lata para el combinado español. Pero, sorprendentemente, Malta respondió con un gol de De Giorgio que dejaba las cosas prácticamente imposibles para los hombres del mítico seleccionador Miguel Muñoz. España empujaba y empujaba, creaba ocasiones de gol a diestro y siniestro, pero los goles no llegaron hasta los últimos compases de la primera parte. De nuevo, dos cabezazos de Santillana valieron para irnos al descanso con un 3-1 que se antojaba cortísimo. España necesitaba marcar nueve goles en la segunda parte para poder clasificarse. Las gradas del estadio Benito Villamarín comenzarón a despoblarse. La afición desencantada no creía en la hazaña. En muchos hogares incluso se apagó el televisor o bien cambiaron de canal. No había nada que hacer. Holanda estaba en la Eurocopa.

La segunda parte comenzó con un gol tempranero del Poli Rincón, delantero del Betis que más tarde jugaría en el Real Madrid. Diez minutos más tarde, el propio Rincón ponía el quinto. España estaba a siete goles de hacer historia. Los jugadores se miraron a los ojos y entendieron que podían escribir la página más brillante del fútbol español. Malta se echó definitivamente atrás, sabedora de que enfrente había tormenta. Los 15 minutos siguientes han sido, para mí, los más espectaculares que he podido ver jamás en la historia de este deporte. Maceda hacía el sexto tras una entrada de Gordillo por la banda, y un minuto más tarde, en el 63, el propio Maceda hacía el séptimo. Los españoles cogían la pelota del fondo de las mallas y, sin celebrar casi los goles, la llevaban de nuevo al centro del campo. El octavo lo hizo Rincón, el noveno Santillana en el minuto 75. Quedaban quince minutos y faltaban tres goles. Inexplicablemente, las gradas del Benito Villamarín volvieron a llenarse poco a poco. Habían abierto las puertas del estadio para que el público pudiera entrar y animar a la Roja. En el minuto 77 Rincón ponía el décimo, y en el 80, el delantero bilbaíno Sarabia colocaba el 11-1. Faltaban 10 minutos y sólo hacía falta un gol, un gol para la historia, el gol que llegó en el minuto 84 con aquel zapatazo mágico desde la frontal del centrocampista del Real Zaragoza, Señor. Toda España cantó el “Sí, sí, sí, nos vamos a París”. Las lágrimas de Holanda se dejaron sentir en todo el planeta futbolístico. España vistió de GOL los sueños del más pesimista de los mortales. Hoy hace 25 años de aquella gesta. Un día para el recuerdo y lo recordamos aqui,en las anecdotas del deporte

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